Los abejarucos son unas de las aves más bonitas que tenemos en nuestra península. Su nombre le viene de la captura de abejas pero que sin duda no es su única dieta, ni siquiera es su dieta principal.

Abejaruco europeo ©Richard Constantinoff/shutterstock.com
Los abejarucos tienen además la peculiaridad de hacer sus nidos no en árboles o en el suelo como otras aves, si no es galerias escabadas en terraplenes y cortantes del terreno para así avitar la depredación por reptiles que puedan fácilmente escalar un tronco. Además, cuando sus huevos han eclosionado, se puede intuir el tamaño de la prole observando el tamaño de las presas que llevan al nido, desde pequeños como moscas o abejas, hasta grandes saltamontes, indicativo estos últimos de un desarrollo que pronto alzarán el vuelo.
Pues bien, los apicultores extremeños de ASAJA creen que la culpa de la decadencia de abejas es debido a estas aves que se alimentan de ellas.
Las abejas son quizás la especie más importante para la supervivencia del hombre, se dice que si las abejas desaparecieran la humanidad se extinguiría en tan solo cuatro años. ¿Porqué? Las abejas son el principal portador de polen de nuestros bosques, obtienen polen y nectares de flor en flor para la elaboración de miel en su mayoría y en cada parada dejan además un material genetico de otro individuo aumentando la probabilidad de quedar fecundada.
Se estima, que una flor de manzana necesitar cuatro o cinco visitas de las abejas para recibir suficientes granos de polen que la permita una fertilización completa. ¿Os imagináis como se tendrían que polinizar estas flores sin abejas?
Son los abejarucos culpables de la decadencia de abejas
Sin duda, esto no es así. Los abejarucos son una especie muy vulnerable y que además está protegida. En los últimos años se han controlado sus poblaciones y se sabe que su número no ha crecido fuera de su tasa de normalidad, por lo que sin un aumento de población significativa se puede concluir que no puede haber un consumo de abejas mayor de lo normal.
Pero esta hipótesis tenida en cuenta por los apicultores no es nueva, entre 2008 y 2009 se llevó a cabo un informe llamado ‘Programa de colaboración para el estudio de la presencia e impacto del abejaruco (‘Merops apiaster‘) en las explotaciones apícolas de la Región de Murcia’ dirigido por el profesor del Departamento de Ecología e Hidrología Francisco Robledano Aymerich.
¿Qué conclusiones se sacaron de dicho informe? Se hizo un promedio del número de abejas que es capaz de zamparse un abejaruco durante los seis meses -entre abril y septiembre- que suele pasar cada año en la Región, dando como resultado una media de 1.493 obreras, que según los resultados del trabajo de la UMU, una «predación insuficiente» para comprometer la viabilidad de una colmena, que tiene una tasa de renovación de entre 1.200 y 1.500 abejas diarias, según el informe.
¿Qué ocurre con las abejas?
Las abejas de nuestro planeta no atraviesan por la mejor de sus épocas, su déficit no está provocado por solo un problema si no por una cadena de desgracias, que van desde la afección por el cambio climático, pasando por el envenenamiento por pesticidas del hombre, hasta la depredación de avispas y parasitación del ácaro averroa de las abejas.
Cada año vemos que los contrastes de tiempo en las diferentes estaciones son cada vez más acentuadas, los inviernos cada vez menos frio, en algunos pueblos no hemos vuelto a ver nieve desde hace años, las primaveras duran un suspiro y los veranos aparecen antes con mucha sequedad, de repente graniza en pleno agosto, el otoño llega en noviembre… y así podría estar toda la noche.
Para la mayoría de las plantas la formación de organos sexuales implica un gasto energético muy duro y solo tienen una oportunidad en la mayoría de los casos. La llegada de días cálidos a finales del invierno hace que estas prematuras plantas comiencen a florecer, cualquier cambio brusco de bajada de temperatura, nevada, granizo… hace que pierda las flores y no vuelva a formarlas hasta la temporada siguiente. Si esto ocurre las abejas no tendrán que libar y esto lleva a reducir notablemente su población. Con menos especies que trabajar hace que opten por cambiar de flores, las especies cosechadas son una buena alternativa, pero no una buena opción, para un mayor rendimiento económico las rocian con pesticidas e insecticidas letales para las abejas.
La llegada de especies invasoras como la avispa asiática (Vespa velutina) de gran tamaño y que descuartiza las abejas, o la varroa antes citado, se lo ponen muy dificil a estas incansables trabajadoras.
¿Qué hacer?
Lo mejor que se puede hacer es combatir la despoblación de nuestras plantas y flores, cada vez son más las iniciativas urbanas que se unen para poblar los balcones de plantas y hortalizas e incluso de árboles frutales para que las abejas la polinicen. Algunos incluso nos enseñan como ser un apicultor urbano y obtener nuestra propia miel.
Son muchas la iniciativas que se pueden tomar, pero no olvidéis que en los pequeños gestos está marcar la diferencia. Sin duda, la mejor forma de conservar es educar.
Fuente: seo.org
Redacta: Ardea Iniciativas y Estudios Ambientales
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